En general, esto nos plantea dos posibles autocríticas que la ciencia psiquiátrica debe plantearse: La primera posibilidad consiste en pensar que la depresión mayor es un fenómeno complejo que resulta de múltiples interacciones sociales, fenómenos psicológicos y procesos corporales, y que difícilmente puede reducirse a una falla en una sola molécula como la serotonina… el anhelo de encontrar una explicación sencilla para la depresión como la “hipótesis de la serotonina” sería como la versión moderna de la “piedra de la locura” o la “enfermedad de la bilis negra”. Aunque la hipótesis serotoninérgica tiene muchos más méritos que la bilis negra o la piedra de la locura, no deja de ser una tesis reduccionista y, tal vez, un poco ingenua.