Las y los migrantes son hoy en día, los más pobres entre los pobres, porque no tienen nada, ni siquiera la seguridad de su propia vida: dejaron todo, nada llevan y nadie los espera en su mítico destino. Son, únicamente, un factor regulatorio y equilibrante en la dinámica esquizofrénica capitalista promotora del mercado, el dinero, el consumismo.