Ximena Escalante

Él, me va a pedir mi ser, pero como eso no lo tengo para él, porque ni siquiera lo tengo para mí, me va a pedir mi cuerpo. Y se lo voy a dar. Ese pedazo de mi, le toca él. Y que haga lo que quiera. Pero sin... mi otro pedazo. Porque mientras él me toca, mi interior va estar ocupado, aliviando mi asco, mi incomodidad, en otra parte. Cuando él termine y se de cuenta de que nunca me tiene totalmente... va a volver a pedir mi cuerpo, porque cree que cuanto más cuerpo tiene, más me tiene to-tal-men-te. Él quiere tener todas las partes juntas, al mismo tiempo. Y no entiende que, eso, es imposible. Que las partes no se juntan. Entonces, yo le voy a dar otro pedazo, mi cuerpo una y otra vez. Y así, de parte en parte, de pedazo en pedazo, él cree que algún día va a tener todo, la totalidad de mí, cree que las va a sumar, y cree que esa suma va a dar un total. Pero yo, que me quedo fría ante mi propia vida, sé que los totales sólo existen en las cuentas de los supermercados.

HERMIONE: Los hombres cada vez me gustan menos.

HOMBRE GUAPO: ¿Qué?

HERMIONE: Son sordos.

HOMBRE GUAPO: ¿Quiénes?

HERMIONE: Son lentos.

HOMBRE GUAPO: ¿De qué hablas?

HERMIONE: Y tú, concretamente, eres... eres...

HOMBRE GUAPO: ... Tu regalo...

HERMIONE: Un pedazo de la nada con músculos.

HERMIONE: Tú no tienes problemas: tienes abismos.