La aceleración se define como la velocidad entre el tiempo. Para que esta magnitud se incremente no es necesario que aumente la velocidad. Basta con que el denominador, el tiempo, disminuya. A igual velocidad, tendrá más aceleración quien conserve esa magnitud en una cantidad menor de tiempo. Y eso es lo que ocurre en nuestra realidad. Los tiempos se reducen cada vez más. El tiempo que tardan las operaciones financieras en llevarse a cabo a través de algoritmos ejecutados en potentes ordenadores, el tiempo que dedicamos a leer un texto y pasar al siguiente, el tiempo que tardamos en realizar una tarea en el trabajo o en desplazarnos de un lugar a otro.