Mis antepasados y los de ustedes estuvieron diciendo durante dos mil años en la noche de Pésaj: «El año que viene, en Jerusalén». Es cierto. Pero, si no los hubiesen perseguido, si no los hubiesen torturado, si no los hubiesen humillado y no los hubiesen asesinado, habrían seguido diciéndolo otros dos mil años más. Y no habrían venido aquí.