Ana Montes

En uno de sus libros, Laurie Anderson escribe sobre la Meditación madre, un ejercicio budista que consiste en encontrar un momento en el que tu madre realmente te amó sin reservas y enfocarse en ese momento para aplicarlo a toda la gente, para darle tu propio amor sin reservas al mundo como si fueras su madre.

La madre le acaricia el pelo, le besa la frente y yo pienso que ahí está, ahí está su amor sin reservas. Ojalá que se acuerde.

Nunca supiste cómo dejar de pensar en lo que viene justo después del salto. Eso no estaba en las instrucciones.

Todavía te quedan muchos años de este cuerpo joven para hacer todas las caminatas que quieras, un cuerpo capaz de cosas grandiosas, de ciencia ficción, como contener un pedazo de futuro adentro.

Conozco un remedio para todos los males: agua salada
en cualquiera de sus formas. Sudor, lágrimas o agua de mar.

Conozco un remedio para todos los males: agua salada
en cualquiera de sus formas. Sudor, lágrimas o agua de mar.

Karen Blixen

Mi abuela siempre decía que el agua de mar es mágica y que todo lo cura, que su sal tiene propiedades misteriosas y que no hay nada como un buen baño de mar para sacarse de encima la mufa.

El agua tiene una potencia transformadora

No estás sola. Lo repetís tres veces para creerlo.

Mamá me acaricia la cabeza y, aunque esté con los ojos cerrados, creo sentir que llora. Se me ocurre que tal vez lo que se me contagió no sea un virus sino la tristeza de mamá.