Alberto Ciria

hoy estamos demasiado muertos para vivir y demasiado vivos para morir.

¿Por qué lo pulido nos resulta hoy hermoso? Más allá de su efecto estético, refleja un imperativo social general: encarna la actual sociedad positiva. Lo pulido e impecable no daña. Tampoco ofrece ninguna resistencia.

Para Barthes, el sentido del tacto es «el más desmitificador de los sentidos, al contrario de la vista, que es el más mágico».

, la esencia de la sexualidad es exceso y transgresión. Disuelve los límites de la conciencia. En eso consiste su negatividad.

El selfie es, exactamente, este rostro vacío e inexpresivo. La adicción al selfie remite al vacío interior del yo. Hoy el yo es muy pobre en cuanto a formas de expresión estables con las que pudiera identificarse y que le otorgaran una identidad firme. Hoy nada tiene consistencia. Esta inconsistencia repercute también en el yo, desestabilizándolo y volviéndolo inseguro. Precisamente esta inseguridad, este miedo por sí mismo, conduce a la adicción al selfie, a una marcha en vacío del yo, que nunca encuentra sosiego.

Lo que genera la adicción al selfie no es un autoenamoramiento o una vanidad narcisistas, sino un vacío interior.

bello es menudo y delicado, leve y tierno. Se caracteriza por la tersura y la lisura. Lo sublime es grande, macizo, tenebroso, agreste y rudo.

n vista de lo sublime, el sujeto se siente elevado por encima de la naturaleza, pues lo verdaderamente sublime es la idea de infinitud

En este espacio autoerótico de visión, en esta interioridad digital, no es posible ningún asombro. Los hombres ya solo encuentran agrado en sí mismos.

El encubrimiento erotiza también el texto. Según san Agustín, Dios oscurecía intencionadamente las Sagradas Escrituras con metáforas, con una «capa de figuras»,