veo cómo la gente mayor se acostumbra al polvo y a la pegajosidad, a la suciedad leve y a las toallas enmohecidas. No es necesariamente porque estén demasiado ciegos o débiles para hacerle frente a estos problemas, sino porque simplemente han visto demasiado en esta vida. Cuando has enterrado a todos tus amigos más cercanos, ¿cómo te puedes poner a quitar un rastro de pintalabios en una taza de café o una cinta de polvo en el marco de la foto de alguien a quien no volverás a ver nunca? Has enterrado a dos esposas y a dos hermanos que te querían y que te dejaron, ¿a qué nivel te puedes tomar en serio la mancha desgastada (que ahora es una especie de agujero) en el respaldo de la silla? Ver las cosas con perspectiva es útil, por supuesto: es la razón por la que mucha gente quiere volver a tener dieciocho años. Pero por otro lado es tener tanta perspectiva lo que hace difícil darle un poco de importancia a todo lo que sucede aquí, en la realidad.