—Pero ¿eres tú?
Luego se acerca aún más, pega su cuerpo contra el mío y aproxima su boca a mi oreja; siento su aliento mientras susurra:
—Has estado fuera mucho tiempo. ¿Acaso estabas perdido?
Volteo hacia él, mis labios rozan su cabello mientras mascullo:
—Me hirieron del carajo, me perdí del demonio y escalé el Eiger de mierda.
—Algo así, pero no es del todo exacto…