En teoría, un actor debe ser mental y físicamente más fuerte que el resto de la gente, puesto que aprende a entender los problemas psicológicos de los seres humanos en el momento en que pone sus propias pasiones, amores, miedos y cóleras al servicio del personaje que está interpretando. Así aprenderá a enfrentarse a sí mismo, a no ocultarse nada a sí mismo. Para todo ello se requiere una curiosidad insaciable por la condición humana.