Mona Eltahawy

La igualdad es una práctica, no es una cuestión de palabras, de tener una bonita cláusula en una constitución. Las mujeres están combatiendo distintos tipos de extremismo: extremismo económico, extremismo cultural y distintas formas de violencia. Las cosas serán diferentes de verdad cuando me sienta segura allá donde vaya. Cuando ponga un pie en la calle, ¿me vas a respetar como mujer, puedes garantizar mi seguridad?

Tanto en el Túnez moderno como en toda la región, llevar hiyab no es una elección real para las mujeres, y no puede serlo mientras predominen la discriminación y la violencia

Casi un siglo después de que Huda Shaarawi se quitara su velo, nos hundimos, y continuaremos haciéndolo mientras el cuerpo de la mujer sea el lienzo donde señalamos nuestra aceptación del conservadurismo y el patriarcado

Los casos de abusos continúan descontrolados y van en aumento mientras nuestros Gobiernos fracasan una y otra vez en su intento de proteger a las niñas y las mujeres en el espacio público. Unas leyes efectivas no son la única solución, pero al menos indicarían una voluntad por parte del Gobierno de tomarse en serio cualquier forma de violencia sexual contra la mujer

En países donde no se legisla contra el acoso sexual en las calles, por no mencionar una definición clara del mismo que ayudara a las mujeres a utilizar la ley contra sus acosadores, se silencia aún más a las mujeres por medio de la vergüenza y el tabú.

Las activistas del primer congreso sobre acoso sexual celebrado en la región, que tuvo lugar en El Cairo en 2009 y al que asistieron representantes de diecisiete países árabes, concluyeron que el acoso campa a sus anchas en toda la zona porque las leyes no lo castigan, las mujeres no lo denuncian y las autoridades lo ignoran. El acoso sexual a niñas y mujeres en el trabajo, en los colegios y en las calles las ha llevado a cubrirse y confinarse en sus casas, manifestaron las activistas

La «cultura de la pureza» que existe en todo Oriente Medio y el norte de África responsabiliza a las niñas y a las mujeres de su propia seguridad frente a la violencia sexual y las obliga a asegurarse de no «tentar» a los chicos y a los hombres

«La madre les dice: “Cúbrete si no quieres que te molesten”. La abuela les dice: “Eres una chica, las chicas no replican, cállate y acéptalo”. Su padre les dice: “No denuncies el acoso porque esos chicos a los que acusas le pegarán a tu hermano”»

Comienzan con dos extraños monólogos yuxtapuestos. Primero, una rosa describe lo fácil que resulta encontrarla en cualquier esquina, lo barata que es, etc. Después, una perla habla de lo especial que es porque habita dentro de una almeja en el fondo del océano, de manera que nadie la ve

Con la esperanza de que los hombres no nos susurren obscenidades y que sus manos respeten las fronteras de nuestro cuerpo, les suplicamos: «¿Qué pasaría si yo fuera tu esposa, tu hermana o tu hija?». La mujer siempre es el centro de todo, el objeto de las obscenidades y las agresiones. ¿Acaso no merece un acceso seguro al espacio público si no se la identifica por su relación con un hombre?