—Lo siento, te ves excepcionalmente bien en tu traje. Estoy teniendo un momento en mi cabeza.
—Podemos tener un momento en la vida real si quieres —bromea, levantándome y poniéndome en su regazo. Echa un vistazo a la pantalla de mi computadora portátil y me da una mirada comprensiva—. ¿Aún no puedes dar el paso?