Rudyard Kipling

Esto es lo que me contó mi gato una tarde de invierno, al amor de las brasas.
I

Siempre que le fallaba la suerte o se sentía desanimado, le daba por lamentarse de la pérdida de un gato maravilloso que había tenido (porque a falta de mujeres e hijos, los hombres de buen corazón se encariñan con las mascotas, pues necesitan algo que amar).

Pero el más salvaje de todos los animales era el Gato, que andaba solo y lo mismo le daba un lugar que otro

desde entonces hasta hoy, mi buen amado, tres Hombres de cada cinco han tirado cosas a los Gatos cada vez que los ven, y todos los Perros los han perseguido hasta hacerlos trepar a un árbo

el más salvaje de todos los animales era el Gato, que andaba solo y lo mismo le daba un lugar que otro.

El Gato dijo:
—Pero yo no soy ni un amigo ni un criado. Soy el Gato que anda solo, y quiero entrar en vuestra cueva.

pero es un misterio, a ojos del lego, cómo sus ligeras columnas pueden soportar el peso del techo.

, a fin de cuentas, las muchachas no eran tan lindas como otras...

Y es imposible resultar fino si uno anda en calcetines sobre un suelo pulido como un espejo y una muchacha primorosa le pregunta dónde quiere comer.

Si pasan por esa situación, lleven por lo menos un par de bonitas zapatillas. Que sean de piel de sambhur15 bordada, o de seda si lo prefieren, pero no se queden ahí, como yo, con unas cosas pardas a rayas con un zurcido en el talón, intentando hablar con una geisha.