Concha Cardeñoso Saenz de Miera

  • Martha Lunahas quoted5 months ago
    Margarida, aterrorizada, miraba al culo del caballo y negaba con la cabeza, «Te di boca y confabulaste con otro», tropezaba, pero el estrépito continuaba, «Te di ojos y miraste las tinieblas».
  • Lou Lamagahas quoted2 years ago
    Pero entonces Margarida lo entendió. Con el corazón en un puño. La cama de sus hijos estaba vacía y las mantas, frías, y Margarida lo entendió. Sabía que, por culpa del pacto que Joana había hecho y deshecho con el diablo, a ella le faltaba un cuarto de corazón y a Blanca le faltaba la lengua. Que aquella hermana suya amarillenta que se llamaba Esperança había nacido sin hígado. Al heredero le había faltado el agujero del culo. A Esteve, una oreja, a Guilla, el nombre, a Àngela, el dolor, a Martí el Coix, medio palmo de una pierna, y a Bernadeta, las pestañas, y después entendería que a
  • Noé ✨🐞has quotedlast year
    una vez muertos no supieron volver.
  • IA zatoshas quotedlast year
    ¡Bailaba! Como si no tuviera memoria o quisiera ahuyentarla. Como si no se acordara de lo que no quería acordarse.
  • IA zatoshas quotedlast year
    Porque, aunque no se viera, si se escuchaba atentamente se percibía; la pequeña tenía mal el corazón. Le faltaba un trozo.
  • IA zatoshas quotedlast year
    Le gustaban los dichos del amo. «Mujer peluda, al diablo ayuda», «Cuando el demonio no puede, manda a la mujer», «Cuando el diablo duda, a la mujer pregunta», «Donde no hay mujeres las lleva el diablo».
  • Cecy Hermosillohas quoted7 months ago
    «Tengo arena, tengo arena aquí», señalándose el pecho. Y si se movía, la arena le dolía, y si se tumbaba, la arena lo ahogaba. Y Àngela realmente no entendía que una pena pudiera durar tanto.
  • Abigail Mirandahas quoted7 months ago
    Margarida le decía, «No huyas, no te vayas». Pero él se reía. Como si hiciera una broma para sus adentros y solo él se la riera. «Las mujeres os aferráis a los sitios», respondía, «os atáis como perras. Al pasado, a las casas, a los hijos, a las cosas.» Y se iba feliz dándole la espalda. Contento de irse. Se alejaba de casa con Bou, y después, cada vez con más hombres. Y Margarida se quedaba sola con todas las cargas. Con los hijos por criar y los campos por sembrar.
  • A- Ortegahas quoted7 months ago
    Porque por la mañana una mujer ingenua podía creer que la noche ya se acababa. Pero la noche no acababa nunca, esperaba escondida y siempre regresaba.
  • A- Ortegahas quoted6 months ago
    Àngela realmente no entendía que una pena pudiera durar tanto
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