Seguía en un estado de hiperpreparación, o confusión, o susceptibilidad extrema, como decía siempre Rey, o había dicho en cierta ocasión, y ella acarreaba una voz en el interior de la cabeza que era suya y que era diálogo o monólogo y se dirigió a la alacena y extrajo de ella la miel y las bolsitas de té… una voz que fluía de uno de los artículos del periódico.