«Soy responsable del otro en la medida en que es mortal».148 La muerte es la muerte del otro. La muerte es la responsabilidad por el otro: «Nos encontramos con la muerte en el rostro de los demás».149 La muerte, que siempre es expresada ya por la «desnudez» del rostro del otro, se me queda mirando, me exhorta a asumir mis responsabilidades, antes de que yo me comporte en relación con mi propia muerte: