El porno dice: hay un sexo bueno en alguna parte, puesto que yo soy su caricatura. Con su obscenidad grotesca, es un intento de salvar la verdad del sexo, para volver a dar alguna credibilidad al modelo sexual en declive. La pregunta es ésa; ¿hay un sexo bueno, hay sencillamente sexo en alguna parte, sexo como valor de uso ideal de1 cuerpo, como potencial de goce que pueda y deba ser «liberado»? Es la misma pregunta planteada a la economía política: más allá del valor de cambio como abstracción y falta de humanidad del capital, ¿hay una sustancia buena del valor, un valor de uso ideal de las mercancías y de la relación social, que pueda y deba ser «liberado»?