¡Uf! Es mi segundo libro de Dahlia, me lancé primero por desde los zulos para bajar la adrenalina que leía en redes sobre este libro. Considero que es un libro que hay que tener estómago para leer, confieso que a rato me alejaba por la descripción de la violencia feminicida hacia nosotras, y pensaba…si hoy necesito leerlo de sorbos como cuando bebía el multivitamínico Scott con olor a pescado, ¿Cuándo se lee de tajo y sin paradas? También tiene sus momentos melancólicos, nostálgicos, depresivos y graciosos, sabe llevarte a muchas emociones en las que por nuestra cultura mexicana nos podemos sentir identificadas, como las expectativas de querer un hijo charro y ¡saz! que salió escaramuza.
Tiene interseccionalidad, tiene barrio en sus escritos, recomiendo leerla, justo en el orden inverso a su publicación.Yo diría que su escritura es como un tequila derecho, es fuerte en el primer trago y, aunque sufras, quieres seguir bebiendo.
Una no entiende dónde está parada, hasta que logra visualizar sus alrededores. Dahlia de la Cerda ha logrado eso, de manera personal, con estos ensayos, que ponen en perspectiva nuestro lugar en el mundo como hembras, cómo mujeres, cómo cuerpos gestantes y menstruantes. Una lectura imperdible para todxs quienes queremos ser participes del feminismo actual
Una lectura dura pero que te mantiene leyendo hasta el final, lo termine en un solo día y me gusta la manera en que construye a los personajes, en este libro no hay personajes completamente buenos ni malos lo cual me parece es un acierto, teniendo en cuenta el contexto que se narra en el libro.