El perverso narcisista, tal como vamos a estudiarlo, seduce a su presa a la manera de don Juan, pero luego la retiene e intenta destruir su imagen. Se alimenta de ella y proyecta en ella su propia locura. Somete a su víctima y la empuja a la depresión, la violencia, la perversión, la locura, la enfermedad y, en los casos más extremos, a la muerte por suicidio o por accidente.