Ella estaba en Nueva York comiéndose el mundo, y yo aquí, en la isla acalorada, tratando de inventar junto a mi conexión con los Misterios microcosmovisiones que hicieran del lenguaje personal algo más ratatá, intentando tomar una posición discursiva frente al abismo que producía entre mi cuerpo y el de les demás el régimen político de la blanquitud