Trilce Ediciones

Tarumba de Jaime Sabines, o Casi el paraíso de Luis Spota. Tenía la vana esperanza de volverme tan culta como él.

“Te vas a morir porque quieres. No te importa dejarme sola”.

Pienso que papá se portó muy cabrón con mamá. Pero también ella…, ¿por qué se lo permitió?

“La madre de mi madre fue herida por la suya. La mía fue deformada por la suya y ahora yo soy un producto de ellas dos”.

¿Cómo hubiera yo podido saber, cuando entre lecturas de Faulkner y Dos Passos, sentada tristemente en la zapatería rogándole a Dios que ya no vinieran más clientes para que pudiera terminar de leer con tranquilidad Santuario o Manhattan Transfer, que mi ídolo sería más tarde Ferragamo y que me habría de apasionar de manera tan obsesiva por los zapatos?

Y calzar zapatos de diseñador es también indispensable si se quiere pasar sin dificultad de un texto a otro, es decir, si se quiere escribir una nueva novela donde el mismo personaje llamado también Nora García, la protagonista habitual de estas historias, lleve siempre puesto el mismo par de zapatos de diseñador que ha venido usando mientras escribe este relato, quizá ahora con las punta aguzadas, aunque eso agrave la condición de su juanete.

El concepto del tiempo fue creado por nosotros, la forma de medirlo es una convención, el tiempo no existe en sí mismo. ¿Es acaso posible fijar el tiempo?

rememora su antiguo esplendor.
Separados entre sí por espacios tipográficos o signos de puntuación (como el paréntesis), quiero creer que los fragmentos textuales se unifican en este relato circular a la manera en que se forma una materia incandescente gracias a una irradiación o a la vaporización del ambiente; sin embargo, los fragmentos nunca se tocan, ni siquiera visualmente: sobre la superficie del libro van separados por blancos textuales

¿Cómo definir con palabras los sentimientos y los afectos?

No saber la verdad aniquila