Como suele suceder cuando el amor comienza, la despedida es lenta y agridulce. Es parte del juego hacer promesas, cuando uno se despide. No es parte del juego creerlas, pero, ¿qué sabía la inexperta Fosca, y quién se va a poner a pensar en eso, a las dos de la mañana, si la noche fue perfecta y todo parece verdad?