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Laura Quintana

  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    Pero rehacer la vida en medio de las ruinas no es simplemente conformarse o adaptarse a la devastación, es ir reconfigurándola, y esto implica trastocar desde adentro lo que es, lo que ha sido, aunque no siempre se logre prevalecer. En todo caso, tales alteraciones no se producen sin enardecimientos. Algo tiene que encenderse que agite junto a otros y dé la fuerza para confrontar lo dado, para dividirlo desde adentro, para rehusarse a seguir siendo quien se es. El conflicto tiene que demostrarse, quebrando también con relatos establecidos de la historia. Al elaborarse políticamente, la rabia puede producir tal manifestación disruptiva.
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    En todo caso es innegable, muchas experiencias lo indican, que las subjetividades minoritarias y los sujetos subalternizados tenemos rabia. Hay muchas razones para albergarla y manifestarla. Pero esa rabia acumulada no tiene que ser meramente destructiva, disociadora, desvinculante, como bien lo argumentó hace ya varios años Audre Lorde (1970, 1981). Más bien, me interesa mostrar cómo el enardecimiento —⁠sin perder de vista su ambivalencia— puede emerger de ensamblajes atravesados por múltiples violencias, y dar vida a formas de cooperación y colaboración anudadas por una multiplicidad de historias que movilizan y avivan encuentros, con efectos inesperados; encuentros que transfiguran a los cuerpos y los pueden poner de otro modo en relación, empujándolos a alterar los espacios que habitan:
    La rabia ha sido una constante en nuestras vidas. Desde que te despiertas hasta que te duermes de nuevo, ahí está. Son pocos los días en los que no te recorre ese sinsabor iracundo de sentirse ofendida, humillada y menospreciada. [...] Y esas situaciones generadoras de rabia pueden ser prácticamente todas: en la fami
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    En todo caso es innegable, muchas experiencias lo indican, que las subjetividades minoritarias y los sujetos subalternizados tenemos rabia. Hay muchas razones para albergarla y manifestarla. Pero
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    En todo caso es innegable, muchas experiencias lo indican, que las subjetividades minoritarias y los sujetos subalternizados tenemos rabia. Hay muchas razones para albergarla y manifestarla. Pero esa rabia acumulada no tiene que ser meramente destructiva, disociadora, desvinculante, como bien lo argumentó hace ya varios años Audre Lorde (1970, 1981). Más bien, me interesa mostrar cómo el enardecimiento —⁠sin perder de vista su ambivalencia— puede emerger de ensamblajes atravesados por múltiples violencias, y dar vida a formas de cooperación y colaboración anudadas por una multiplicidad de historias que movilizan y avivan encuentros, con efectos inesperados; encuentros que transfiguran a los cuerpos y los pueden poner de otro modo en relación, empujándolos a alterar los espacios que habitan:
    La rabia ha sido una constante en nuestras vidas. Desde que te despiertas hasta que te duermes de nuevo, ahí está. Son pocos los días en los que no te recorre ese sinsabor iracundo de sentirse ofendida, humillada y menospreciada. [...] Y esas situaciones generadoras de rabia pueden ser prácticamente todas: en la familia
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    Necesitamos atender a esta rabia, a toda su complejidad, y sobre todo a su llamado a transformarnos, a construir futuros más dignos, a confrontar la desposesión del porvenir, abriendo el horizonte de lo posible. De eso se trata también en este libro
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    cuando hablo de «afectos», en este libro, me refiero a fuerzas efectuadas en el mundo social, que atraviesan a los sujetos, los preceden y conforman; fuerzas que se producen en las interacciones conflictivas entre seres vivos, cosas, lugares, temporalidades, tecnologías; entre cuerpos, imágenes, discursos; entre registros sensoriales, atmósferas y materialidades. Hablar de afectos es insistir entonces en un enfoque relacional, tomando distancia de aproximaciones psicologistas que reducen lo afectivo a «modificaciones interiores», que se suelen llamar «sentimientos» o «emociones», entendidas como estados de sensación subjetivos, muy anclados a la figura del individuo y a su interioridad. Pero también me distancio de teorías sociales, constructivistas y culturalistas, críticas de los enfoques naturalistas. En el caso del naturalista, las emociones se piensan como «sistemas de respuesta» orgánicos (Parkinson, citado por Greco y Stenner, 2008: 7) naturales y universales, producidos a través de la evolución, y se pierde de vista la manera en que el cuerpo y sus respuestas se han conformado histórica y socialmente. En el caso del constructivista, se insiste en el papel que los discursos y las prácticas desempeñan en la formación de las emociones, y estas se tienden a pensar entonces como fenómenos discursivos. Pero de este modo se cancela la dimensión no-discursiva de las corporizaciones y lo que excede las codificaciones culturales (Massumi, 2002; Sedgwick, 2003). Algo que ha destacado, en particular, la teoría afectiva contemporánea.
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    Por eso este libro se propone construir constelaciones de sentido que permitan relacionar algunas dinámicas del capitalismo tardío, teniendo en cuenta su dimensión global, pero también cómo se irradian y alteran en condiciones específicas de Colombia. En todo caso, destacar la afectividad de estos fenómenos también implica explorar su inestabilidad y ambivalencia, su heterogeneidad y conflictividad, para indagar por las vías en que pueden fracturarse, remodularse y alterarse
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    Apunto, así, a pensar estos fenómenos políticos en términos de configuraciones afectivas. De este modo, despliego una cartografía estética que recusa la lógica de la sospecha y del desciframiento que impulsan al crítico de las ideologías. Pero también tomo distancia de la perspectiva desafectada del académico racionalista, que dicotomiza el campo social al contraponer discursos políticos racionales (que valora como aceptables) y discursos políticos irracionales (que desprecia como inaceptables)
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    La noción de constelación, que retomo de Walter Benjamin, es central en la construcción argumentativa de este libro (Benjamin, 1983, 1991, 1995). Lo que me interesa de esta figura metodológica es que indica un trabajo de composición, articulación y ensamblaje de distintos elementos que permiten leer una experiencia en su conflictividad (cfr. Krauss, 2011: 439). Más aún, esta figura llama la atención sobre «las condiciones inestables» de toda interpretación y cómo esta puede asumir que su objeto la condiciona, forma parte de su experiencia temporal y se mueve con ella, al atender a rasgos que no habían sido considerados y a tensiones que los atraviesan
  • Susana Larioshas quoted2 years ago
    La memoria personal está constituida por todo aquello que ha marcado al cuerpo y lo ha configurado también colectivamente. Nuestros juicios y valoraciones dependen de esta memoria corporal; toda toma de conciencia, toda elaboración racional es ya afectiva, porque está conectada con lo que ha producido efectos sobre nosotros, nos ha afectado, se ha inscrito en el cuerpo y atraviesa su historia. Si todo en el mundo está en relación (como lo vio hace tiempo la ontología de Spinoza), todas las cosas y seres pueden producir efectos entre unos y otros, modificándose entre sí. El afecto es precisamente el nombre de esta modificación.
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