Me gustaría subrayar que el sistema trifuncional de justificación de la desigualdad en el seno de las sociedades ternarias, la idea de que cada uno de los tres grupos tiene una función específica (una función religiosa, una función militar, una función trabajadora) y que esta tripartición beneficia potencialmente a toda la comunidad debe tener siempre un nivel mínimo de credibilidad para que el sistema pueda perdurar. En las sociedades ternarias, como en todas las sociedades, un régimen desigualitario solamente puede sostenerse si está basado en una compleja mezcla de coerción y consentimiento.