Guillermo Lorenzo

  • Itzelhas quoted8 months ago
    no voy a adoptar esa poco generosa y poco política costumbre, tan común en los que escriben novelas, de denigrar con su despectiva censura las mismas manifestaciones cuyo número están ellos mismos incrementando, haciendo frente común con sus mayores enemigos al lanzar los más duros epítetos contra tales obras y no permitiendo casi nunca que las lea su propia heroína, la cual, si por casualidad coge una en sus manos, siempre hojeará sus insípidas páginas con desprecio. Porque, ¡ay!, si la heroína de una novela no es defendida por la de otra, ¿de quién puede esperar protección y consideración? ¿Cómo no vamos a sublevarnos contra esto? Dejemos que los periodistas censuren a sus anchas tales efusiones de la fantasía y ante cada nueva novela repitan los manidos y tontos argumentos con que la prensa gruñe en la actualidad. No nos engañemos entre nosotros: somos un cuerpo vituperado.
  • Itzelhas quoted8 months ago
    Ahora en Oxford no bebe nadie, se lo aseguro. Nadie bebe. Le costaría encontrar a un hombre que consuma más de cuatro pintas, a lo sumo. Sin ir más lejos, a todo el mundo le pareció insólito que en la última fiesta que hicimos en mi habitación se bebiera un promedio de unas cinco pintas por cabeza. Todo el mundo lo consideró algo fuera de lo normal. Mis fiestas son las mejores, desde luego. No se encuentra a menudo nada semejante en Oxford... y eso puede ser una explicación. Pero esto es para darle una idea aproximada de lo que se suele beber allí.

    –Sí, me da una idea aproximada –dijo Catherine no sin entusiasmo–. Beben ustedes mucho más de lo que pensaba.
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