la inversión en capital natural, lo que implica que la naturaleza, sus ecosistemas y su biodiversidad sean el fin último al que debe aspirar cualquier sistema económico productivo. Las implicaciones de incorporar el capital natural son de enorme trascendencia para provocar la transformación que se requiere en los sistemas económicos de producción lineal obsoleta, improductiva, derrochadora y completamente ineficiente.