Un padre le cuenta a su hijo: «Siento como si tuviera en el corazón dos lobos que se están peleando. Uno de ellos es violento, está siempre enfadado, alimenta mis miedos. El otro está repleto de perdón, compasión y amor».
El niño le pregunta: «¿Y cuál de los dos será el que gane la pelea y se quede en tu corazón?».
A lo que el padre responde: «El que yo alimente».