Don Vicente Guimerá

  • Michelle Machas quoted2 years ago
    Y si el maestro Ned Land no tuvo que arrepentirse por su glotonería en tal circunstancia, fue porque la ostra es el único alimento que no provoca nunca indigestiones. En efecto, son necesarias no menos de dieciséis docenas de esos moluscos acéfalos para dar los trescientos quince gramos de sustancia azoada que requiere la alimentación de un solo hombre.
  • Michelle Machas quoted2 years ago
    -Capitán, respondíle, me contento con admirar. Ha hallado usted, evidentemente, lo que los hombres encontrarán sin duda un día, la verdadera potencia dinámica de la electricidad.
  • Michelle Machas quoted2 years ago
    -¿Es usted ingeniero, capitán Nemo?

    -Sí, señor profesor, me respondió, estudié en Londres, en París y en Nueva York, en tiempos en que era un habitante de los continentes de la tierra.
  • Michelle Machas quoted2 years ago
    -Consiste en emplear el aparato Rouquayrol-Denayrouze concebido por dos compatriotas suyos, pero que yo he perfeccionado para mi uso, y que le permitirá a usted arriesgarse en esas nuevas condiciones fisiológicas sin que sus órganos tengan que sufrir inconveniente alguno. Se compone de un depósito de acero espeso en el que almaceno el aire bajo una presión de cincuenta atmósferas. Ese depósito se su eta a la espalda por medio de correas, como una mochila. La parte superior forma una caja en la que se conserva el aire, con un mecanismo de fuelle que no lo deja salir sino en su tensión normal.
  • Michelle Machas quoted2 years ago
    Son coralíferas: un levantamiento lento, pero continuo, provocado por el trabajo de los pólipos, las unirá un día unas con otras. Luego, esta. nueva isla se soldará más tarde con los archipiélagos vecinos, de modo que un quinto continente ha de extenderse desde Nueva Zelandia y Nueva Caledonia hasta las Marquesas. El día que en presencia del capitán Nemo desarrollé esta -teoría, me respondió fríamente:

    -¡Lo que necesita la tierra no son nuevos continentes, sino hombres nuevos!
  • Michelle Machas quotedlast year
    -Acierta usted, señor profesor, me dijo después de unos instantes de silencio. Es un mundo aparte. Tan ajeno a la tierra como los planetas que acompañan a este globo alrededor del Sol y nadie conocerá jamás los trabajos de los sabios de Saturno o de Júpiter. Sin embargo, ya que acaso ha ligado nuestras vidas, puedo comunicarle el resultado de mis observaciones.
  • Michelle Machas quotedlast year
    El Nautilus se mecía en un lecho fosforescente, que en medio de aquella oscuridad parecía más deslumbrante. Lo producían miríadas de animales luminosos, cuyo fulgor se acrecentaba al rozar con el casco metálico. Yo sorprendía entonces unos relámpagos en medio de las capas luminosas, como si fueran coladas de plomo fundido en un horno ardiente, o masas metálicas llevadas hasta el rojo blanco, de tal manera que, por oposición, ciertas porciones luminosas hacían sombra en el medio ígneo, donde toda sombra debía estar desterrada. ¡No, ya no era la irradiación serena de nuestra iluminación habitual! ¡Había allí insólitos vigor y movimiento! ¡Era una luz que parecía viviente!
  • Michelle Machas quotedlast year
    Como verdaderos caracoles nos habíamos acostumbrado a nuestro caparazón, y yo os afirmo que resulta muy fácil convertirse en perfecto caracol.
  • Michelle Machas quotedlast year
    -Sí, dije, es un triste oficio, ¡y no sirve más que para la satisfacción de algunos caprichos de la moda! Pero, dígame, capitán, ¿qué cantidad de ostras puede pescar una barca en una jornada?

    -Alrededor de cuarenta o cincuenta mil. Se dice que en 1814 el gobierno inglés, dedicado a la pesca por su propia cuenta, obtuvo que sus buceadores en veinte días de trabajo extrajeran setenta y seis millones de ostras.

    -¿Por lo menos, pregunté, los buceadores serán suficientemente retribuidos?

    -Apenas, señor profesor. En Panamá no ganan más que un dólar por semana. Frecuentemente perciben un centavo por cada ostra que contenga una perla, ¡y son tantas las que no las tienen!

    -¡Un centavo para estas pobres gentes que enriquecen a sus patronos! ¡Es cosa indignante!
  • Michelle Machas quotedlast year
    El capitán Nemo me indicó con la mano este amontonamiento prodigioso de ostras, y comprendí que la mina era verdaderamente inagotable, pues la fuerza creadora de la naturaleza triunfa del instinto destructor del hombre.
fb2epub
Drag & drop your files (not more than 5 at once)