Melissa Broder

Jamas se descubriría nada si nos consideráramos satisfechos con lo ya descubierto.
Séneca

Siempre he tenido dificultades para establecer los límites.

Yo creo que las mujeres utilizaban el sexo como el acceso al amor que estaban buscando. Los hombres, en mi opinión, utilizaban el amor como la manera de llegar al sexo que estaban buscando.

Cuando te sientes sola y pierdes el conocimiento en lugares extraños, dejas que otras personas solitarias hagan lo que quieran contigo. Lo llamamos amor libre.

Soy una comedora de números. Prefiero la comida envasada, los alimentos con código de barras, porque simplifican la matemática de contar calorías y eso me da una sensación de paz. Verdaderamente no es más que una ilusión de control, pero esa ilusión lo es todo. Hace que me sienta segura. Me proporciona tranquilidad mental. Y paz es todo lo que siempre he querido.

No confío en que el universo me abastezca de la cantidad suficiente de nada que pueda satisfacer mi apetito, al parecer insaciable.

La mayoría de las noches preferiría estar a solas con mi helado de dieta que formar parte del mundo.

Soy una comedora que no confía en sí misma. Soy una mala madre de mí misma y una discutible administradora de mi propio cuerpo. Soy una comedora de rituales y una comedora ritualizada, una comedora que sabe lo que no está bien, pero que no siente el impulso de mejorar porque esto funciona a su manera y me siento más segura en mi cuerpo con este peso.

Soy una comedora que probablemente sea una feminista horrible. Sueño con lo que comería si me identificara con el rol de hombre y me parece totalmente distinto de lo que como siendo mujer. Comería un montón de pizza. El Mountain Dew correría y ni siquiera existiría la versión baja en calorías. Si no creo que yo, como mujer, merezco pizza, ¿qué se puede esperar de mis opiniones de otras mujeres? Si no amo mi cuerpo, ¿cómo puedo amar el cuerpo de otra mujer? Podría decir que amo mi cuerpo, para parecer que soy una buena feminista. Pero eso solo sería fingir que amo a alguien a quien odio.

Soy una comedora que se siente más segura estando muy delgada. Quiero vivir en un cuerpo tan alejado de la gordura que tenga espacio para ganar peso y, aun así, no acercarse ni remotamente a estar gordo.