Duele mucho. Los dolores físicos son enormes, pero pueden calmárselos en el hospital, al menos por ahora. Lo difícil es que sufre espiritualmente. Y lo que yo te pido es un minuto de compasión. No para mí, no. Para ella. Vas a ser sacerdote, ¿no, Henrik? Algo sabrás del amor, del amor cristiano. Para mí eso no es más que palabrería y subterfugios, pero para ti eso del amor tiene que ser real. Apiádate de un ser humano, enfermo y atormentado. Te daré lo que quieras. Tú decides cuánto. No regateo. Pero tienes que ayudar a tu abuela en su sufrimiento. (Pausa). ¿Oyes lo que digo?