Algo inherente a la relación entre el ver y lo visto, entre el significado del ver y el del estar o ser visto en cuanto confirmación reconfortante de la existencia, me pareció de súbito un enigma candente que se sustraía a toda denominación. Si, en aquella ladera, alguien me hubiese dicho que la incapacidad de resolver o siquiera nombrar ese enigma podía ser causa de muerte, me lo habría creído