Limítate a contemplar la verdad simple, directa, sobre ti mismo. Cuando empiezas a ser honrado contigo mismo, desarrollas un nivel de verdad auténtico y visceral. Lo que no significa necesariamente limitarte. Simplemente descubre lo que hay, míralo y, entonces, ¡alto! Primero, mírate, pero no te condenes. Es importante ser pragmático, estar en lo que se está. No tienes más que mirar, y cuando veas la situación de la manera más completa, empezarás a ser un guerrero