Se suele decir que el desamor es cuando alguien no te quiere más, cuando te dejan y uno quiere seguir. Esa claramente no es la única vertiente del desamor. Los duelos aún no dolidos, las frustraciones, las pérdidas de objetos, la muerte de un ser querido, las separaciones, las equivocaciones, los accidentes, la pérdida de uno mismo; son momentos en los que necesariamente debemos provocar la virtud de convertir el caos en belleza.