Al final, las filosofías y las religiones sólo me han propuesto un remedio ante la enfermedad, ante la vejez, ante la muerte: haga usted como si fuera viejo o como si estuviera enfermo o muerto… Prívese de la alegría de vivir para no tener miedo de perderla; adopte los gustos de los viejos para que no le decepcionen los placeres de la juventud; ¡intente, si puede, parecerse a un cadáver para escapar a las heridas de la vida!