Desapegarse es desprenderse del miedo a perder.
Siempre caemos en la trampa de pensar que no vamos a poder ser felices cuando algo o alguien que es significativo para nosotros nos falte. Esto es poner la felicidad fuera de nosotros. Esto es hacer a otros responsables de nuestra felicidad. Por tanto, estamos dejando en sus manos la decisión de que seamos o no felices.