Ya Apolonio, entre otros, habla en sus Argonáuticas del gigante de bronce Talos, guardián de la isla de Creta. Homero, en la Odisea, de los perros de plata y oro que custodiaban el palacio de Alcínoo en Corfú. El encargado de fabricar esta especie de autómatas, así como muchos otros artilugios, solía ser Hefesto.