Llevo siete años, o puede que más, desde que empecé a tomar clases de baile, y lo que más me gusta hacer en la vida es bailar. Bailar flamenco. No sabría decir quién me lo sopló al oído. No, de verdad no sé de dónde me viene esta afición porque ni siquiera es un género que en este país tenga la misma difusión que disfruta en su país de origen; pero me encanta, me apasiona y quizá de esa pasión surge el valor necesario para decir lo que pienso, aunque con cierto temor.