Una tal Camille Paglia escribe un artículo que me interpela y me hace reír, en el que describe el efecto que le causa ver a los jugadores de fútbol sobre el terreno, fascinantes bestias de sexo llenas de agresividad. Empieza su artículo hablando de cómo le gusta toda esa rabia guerrillera, ese alarde de sudor y de piernas musculosas en acción. Y eso la lleva, como de oca en oca, a hablar de violación. He olvidado los términos exactos. Pero, era algo así, en esencia: «Es un riesgo inevitable, es un riesgo que las mujeres deben tener en cuenta y deben correr si quieren salir de sus casas y circular libremente. Si te sucede, levántate, dust yourself, desempólvate, y pasa a otra cosa. Y si eso te da demasiado miedo, entonces quédate en casa de mamá y ocúpate de hacerte la manicura».