Ya había caído en las redes de Eva y me enganchó completamente con Kraken y toda la historia que le envolvía, las egerias, los libros de horas, las falsificaciones, pero sobre todo, su capacidad de describir los lugares dónde sucede la historia, es tan buena que te sumerge y te lleva de visita a ellos.
La historia tan particular de Unai me cautivó desde el principio, y justo por esa razón, no leí ninguna sinopsis del libro, solo me dejé llevar, simplemente me embarque en un góndola de Venecia y me deje llevar por sus letras ¡Ha sido un viaje espectacular!
Creo que el mantra de Unai me ha llegado tanto, que antes de empezar a leerlo, mentalmente dije "Aquí termina tu escritura, aquí comienza mi lectura" por qué esperaba mucho y termine obteniendo demasiado, visitas a lugares increíbles, historias y leyendas que alimentan la imaginación siempre que las conoces y todos una nueva gama de emociones por Gael, Ítaca, Aribdis y Santiago, el abuelo que ha sido un personaje entrañable y maravilloso, que en todas las situaciones es el ancla de Unai a tierra y le da ese toque humanos y familiar, que placer conocerlo durante dos libros que he leído. Se que aún me falta mucho que leer sobre Kraken, y pronto me pondré al corriente.
Las astillas de los recuerdos hieren de formas muy extrañas, algunas memorias quedan confundidas, brumosas, y se diluyen en la niebla del olvido; sin embargo, persisten, sobreviven al influjo externo, y siempre vuelven, como si el mar inmenso de la memoria las devolviera del profundo vasto que parece albergar, no siempre son líquidos pensamientos, a veces tienen forma de notas, o de figuras. Algunas excepcionales veces, vuelven en forma de personas de carne y hueso.
Leí un libro que se siente demasiado personal, un libro incluso didáctico, que te mantiene en vilo, pero que también te enseña (si estás dispuesto a aprender) sobre el mundo vasto y tan pequeño de la bibliofilia, yo no me considero un coleccionista, me interesa más leer que conservar, por que la literatura me va a sobrevivir, lo que en esta vida me quede, será lo mismo que en la siguiente (si hay) recicle.
En tanto, mantendré el mismo mantra, no viviré como una egeria, es cierto, hace falta mucho valor, pero lo llevaré en el pensamiento: "Soy un viaje, soy la isla tras la bruma, la boya tras la boya, el puerto que nunca llega. No voy a ser nunca tierra firme, un nombre en un mapa, unas letras navegables..." Quizá, se me ocurre, un nombre con una I.
Excelente, atrapante, de mis favoritos de Sáenz de Urturi 🌟🌟🌟
Excelente de principio a fin!
Entretenido
Dan ganas de viajar a Venecia!
Bueno
Bueno