Tardó en decidirse toda la primavera, de marzo a junio. Yo sólo pensaba en Nettie. Si yo me casaba, ella podría vivir con nosotros y, si él seguía tan enamorado de ella, a lo mejor podíamos escapar. Las dos le dábamos de firme a los libros de Nettie, porque sabíamos que, si queríamos marcharnos, teníamos que aprender mucho. Yo ya sé que no soy tan bonita ni tan inteligente como Nettie. Pero a ella no le parezco tonta.
Dice Nettie que