Robert Fisher

El caballero lloró aún más al darse cuenta de que si no se amaba, no podía amar realmente a otros. Su necesidad de ellos se interpondría.

Él lo aceptaba con filosofía. Después de todo, no se puede contentar a todo el mundo.

caballero se enamoró hasta tal punto de su armadura

Poco a poco, su familia fue olvidando qué aspecto tenía sin ella.

amaba a su armadura porque les mostraba a todos quién era él: un caballero bueno, generoso y amoroso.

—A todos, alguna armadura nos tiene atrapados. Solo que la vuestra ya la habéis encontrado.

Cuando la armadura desaparezca y estéis bien, sentiréis el dolor de los otros también.

Cuando la armadura desaparezca y estéis bien, sentiréis el dolor de los otros también.

—Yo lo llamo pajita —replicó Merlín.

—¿Estáis diciendo que la vida es buena cuando uno la acepta? —preguntó el caballero.