continuación, se desvanecieron sus lugares más queridos; luego los rostros y los nombres de las personas amadas, que, al final, se rindieron por completo al olvido. Se extinguieron los sentimientos de Izydor: lejanas emociones (cuando Misia tuvo su primer hijo), desesperaciones (cuando se fue Ruta), alegrías (cuando le llegó una carta de ella), la seguridad (cuando coleccionaba series cuádruples), el miedo (cuando les dispararon a él y a Iván Mukta), el orgullo (cuando recibía dinero de Correos) y muchos, muchos otros. Y, al final, justo al final, cuando la hermana Ángela dijo «Ha muerto», empezaron a replegarse l