Quizá la mayor prueba de la voluntad sea la de decidirse. No consiste en arrastrar el cuerpo hacia el trabajo, ni en obligarse a renunciar a cierto tipo de comidas. La mayor prueba de la voluntad es decidirse a pesar de todo a conservar la propia vida. Es una decisión más difícil que la de elegir destruir una vida ajena, porque al morir uno, se termina lo que pueda generar un cambio en el mundo en el cual la propia voluntad opera.