Increíble que en una novela corta se pusieran tantos temas sobre la mesa de manera tan puntual (racismo, homofobia, machismo, misoginia) y se les diera cierre a los personajes que, en su mayoría, hicieron sufrir a los del sexo contrario o incluso a su mismo sexo con una conclusión desgarradora y meritoria.
Con sinceridad les puedo decir que quedé enganchada en la historia de Lázaro y Juan. Fue tristísima la manera en que fueron retratadas varias mujeres, no obstante, hay que pensar que es la cotidianidad de muchas de ellas, al menos en Latinoamérica se muestra un modo más exacerbado.
Me encantó la manera en la añaden elementos mágicos por medio de eventos tan infortunados como el presagio que acompañaba el mercader, de la mujer ciega que era en realidad un hombre (o no me quedó claro si era intersexual) que intentó curarse por medio de leche materna o de la transformación hombre-bestia.
La parte más inquietante a mi parecer fue cuando se habla de Daniela y de Salvador. Todo este asunto de la morgue y el convivir con los muertos es escalofriantemente interesante.