Según los críticos, la mujer que estaba en la calle era, seguramente, una prostituta callejera. De modo que seguí leyendo y me encontré con que esta noción de flâneuse planteaba dos problemas. En primer lugar, en la calle había mujeres que no vendían su cuerpo. Y, segundo, en el deambular de la merodeadora callejera no había nada que se asemejara a la libertad del flâneur; la prostituta no tenía libertad de movimiento por toda la ciudad.