Lisa Maxwell

Lucía delgada y delicada como un junco, sus uñas refinadas nunca habían experimentado un día de trabajo. Su cabello rubio tenía solo un dejo de cobre cuando lo iluminaban las luces de las velas y la columna de su cuello, larga y agraciada, estaba adornada con una simple tira de perlas que yacían contra el punto frágil en la base de su garganta.

Su piel sería suave allí, frágil y perfumada con el aroma que utilice. Lirios tal vez… o rosas… algo floral y rosa como ella.

Las mejillas de Viola se sintieron cálidas cuando se dio cuenta de la dirección que habían tomado sus pensamientos.

–Por un minuto, pensé que te había perdido –dijo

Tilly había sido valiente. Murió porque se apresuró para ayudar sin pensar en ella o en el peligro que podría estar corriendo. Incluso después de que su magia le hubiera sido arrebatada, Tilly luchó hasta el final. Y eso mismo haría Viola.

Había observado a Tilly todos los santos días en la cocina del Strega mientras su amiga transformaba una pila de ingredientes en las rebanadas calientes que mantenían a la gente de Dolph feliz y satisfecha. Viola había memorizado el movimiento de las manos de Tilly mientras medía, mezclaba y amasaba. La manera en que sus dedos ágiles trabajaban la masa de harina y levadura hasta que se tornaba suave y flexible como la carne. Había sido feliz allí, feliz de simplemente observar a la chica de quien se había enamorado, la amiga que no tenía idea de lo que significaba para ella.

Era el tipo de sonrisa tímida que Viola hubiera querido borrarle con un golpe del rostro, pero por algún motivo

causó un destello de calor en la cintura de Viola

Bueno, creo que lo que acaba de pasar prueba que puedes tenerme

, pero no se permitiría volver a abrir su corazón para él

maldecir a Estrella y a su maldita traición durante todo el camino

Un recuerdo de que el mundo era más grande de lo que se había percatado y de que los problemas que contenía no tenían fin.