en esas épocas en las que solo entendía
que mamá y papá no se querían
y que yo era una chica más callada y ordenada que los demás.
Hoy vine al mercado de San Telmo en busca de botones.
En busca de pedacitos de pasado.
Quería decirte
que vine a refugiarme
entre ropa vieja y costureros y botones ajenos
porque la historia arrasa
y las voces son lo primero que se pierde,
los mates dulces y tibios.
Quería decirte que crecí tanto que ahora los tomo amargos
—como la vida, dirás—
y más bien calientes.
Que vine acá porque es tan poco el amor
que la carencia se va comiendo todo.
Sigo siendo más callada que los demás.
Sigo callándome cosas, queriendo de más para adentro.
Y no puedo evitar acordarme, abuela, cuando dijiste
que te caía mejor mi hermana
porque ella era graciosa y hablaba mucho
y yo no te contesté porque era callada
pero observaba todo
y esa fue la primera vez
que no supieron leerme
que me rompieron el corazón
eligiendo a otra