Borges murió en Ginebra el 14 de junio de 1986, en pleno Mundial de México, tras declarar, en una de sus últimas entrevistas, que no sabía quién era Maradona. Ocho días más tarde, Diego marcó ante Inglaterra, en el Estadio Azteca, el gol más fabuloso nunca visto, pura creación literaria en su ejecución y en su narración. El hecho futbolístico sobre el que más se haya escrito jamás.