Es imposible. Nó; llegará un dia,
que acaso en el reloj del tiempo suena,
en que la fuerte mano
del hombre llegue en tí á posarse ardiente,
y entónces, á su impulso soberano,
una existencia en tí quizás aliente.
Entónces, ya con vida,
tal vez tu masa para el mundo sea
muro de una prision aborrecida,
humilde signo de potente idea.
Tal vez tendrás un nombre;
tal vez, deshecha en trizas,
serás estátua que eternice un