Para ello, además de conocimientos científicos y capacidad de escuchar y de empatía se necesita, en mi opinión, tener una visión amplia con una concepción del ser humano que pueda encajar y dar sentido a los grandes temas de la vida que afrontan a diario mis pacientes, tales como la tristeza, la angustia, el desamor, la soledad, el dolor o la muerte. El enfoque del médico condicionará hasta cierto punto el tratamiento y las respuestas que ayudará a encontrar al paciente.